Ganador Juvenil
Muchos estudios decían que yo me iba a desaparecer para un futuro próximo y otros decían que yo siempre existiría. La verdad es que yo era la segunda arteria fluvial más importante en Colombia, yo venía del departamento del Cauca, recorría dos cordilleras y fui afluente de mi mejor amigo el río Magdalena. En todo mi recorrido pasaba por 180 municipios, pero me entristecía cuando atravesaba los municipios del Bajo Cauca, porque en este tramo, desde mis orillas perdí mi metal más precioso, el oro, y así fue como me contaminaron con metales pesados tóxicos, sin contar los residuos sólidos que arrojan desde la cuenca alta a lo largo de mi camino. En época de subienda muchos de mis peces buscaban aguas frescas donde desovar y la mayoría eran atrapados, y a veces no llegaban a su destino para reproducirse, muchas especies se intoxicaron con diversas sustancias, a causa de la minería y otras actividades humanas, cambiaron sus características físicas y hasta yo me vi afectado. En mi paso por todos estos municipios rumbo a mi desembocadura construyeron una hidroeléctrica que me hizo salir de mis casillas, cuando me dejaban en libertad por el vertedero me salía de mi cauce, inundaba muchas tierras y ahogaba sus cultivos, algunos humanos me odiaban; cuando llegaba la época seca perdía caudal y se morían muchos de mis animales, extraían mi arena para construcción y algunos se aprovechaban de mi deshidratación sumergiéndose en mí. Yo fui todo eso que ves aquí, y ahora no soy ni la sombra de lo que era antes, yo fui el río Cauca, y ya no tengo el mismo caudal, me convertí en un riachuelo sucio y contaminado que se calienta con el calor del sol y que solo da vida a bacterias. Todos mis peces se extinguieron y mis hermanos (los ríos) ya no tienen dónde descargar sus aguas. Y humanos, ya no tienen de qué preocuparse, porque no me verán dentro de sus casas, y ya no dañaré sus enseres, pero me recordarán.
Yuliana Oliveros Saavedra, 17 años
Caucasia, Bajo Cauca
Ilustración: Maria Alejandra Pérez